LI Congreso de Filosofía Joven
Madrid, 30 de junio - 3 de julio de 2014

Mesa 7


MESA7
NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y PODER
La emergencia de comunidades anónimas en el marco de las crisis de las instituciones



Organización de la mesa:
Carmen Madorrán Ayerra (UAM)
Olga Palafox Freund (UAM)
Jose David Sánchez Melero (UAM)


Todo comenzó en el Mayo del 68 –o en esto está de acuerdo la mayoría–, cuando estudiantes y obreros industriales, con sus protestas y huelgas masivas, hicieron tambalear al gobierno de Francia. Ningún partido o sindicato fue tomado como cabeza visible del movimiento, ningún programa se intentó imponer sobre otros, más que una tentativa de toma de poder, lo que se dio fue un rechazo a la sociedad de consumo y la forma de vida imperante.
     Andando los años 70’ y 80’ se desarrollaron en el occidente rico movimientos que atienden a ámbitos concretos de la vida social: derechos étnicos, feminismos, ecologismos, movimiento hippie etc. aparecen en la escena política y no se ligan siempre a los movimientos políticos tradicionales, no se sitúan en ningún bloque de los entonces hegemónicos a un lado y otro del muro de Berlín. Estas décadas concluyen con la caída de dicho muro, y con la derrota de uno de los bloques se pronostica el Fin de la Historia y la caída de los “metadiscursos”. Lo que queda es un interrogante llamado Postmodernidad, que trata de revisar las categorías en las que irremediablemente se ve inmersa, tales como la concepción de sujeto del proyecto moderno y las formas de oposición posible en las sociedades capitalistas. Las nuevas subjetividades con nuevas identidades o carentes de ellas son los protagonistas de la nueva “sociedad del espectáculo”, el poder deviene micropoder. La sociedad civil entendida como un todo ha pasado a concebirse y vivirse en sus diversos tópoi, un crisol heterogéneo de espacios para la lucha, la reflexión y ¿el poder?
     Habrá que preguntarse cómo este devenir ha cambiado qué sea eso que se llamó poder, y su relación con los contrapoderes. Cómo se han constituido las nuevas subjetividades e identidades políticas, más o menos sustanciadas en eso que se da en llamar Nuevos Movimientos Sociales (NMS).
     Para ello es imprescindible traer a la siguiente protagonista, la red. En la década de los 90’, Internet hace que las nuevas tecnologías permitan una interconexión y una construcción de la intersubjetividad como nunca antes los cables permitieron. La ruptura de los Nuevos Movimientos Sociales con los movimientos clásicos se sustancia en las nuevas formas de trabajo en red que llevan a una gran difusión y difuminación de los nuevos movimientos, todo ello permitido por las tecnologías emergentes. El nuevo sujeto social, y también el político, ahora es en la distancia, es comunicación, es conexión. Las Primaveras Árabes, convertidas en ardientes Veranos Árabes, dieron a la opinión pública la visión de cómo las redes sociales permiten hacer política de forma diferente, cómo el anonimato y la difusión hace cambiar los equilibrios de poder. Habrá que dilucidar cómo estos movimientos reticulares se relacionan con los poderes fácticos, en qué medida unos y otros se co-pertenecen e interaccionan.
     Las luchas por códigos abiertos, nuevas formas de derechos de autor o defensa del anonimato en la red son luchas nuevas, derivadas de las nuevas tecnologías y las nuevas formas de relación que éstas permiten. Son luchas por el poder de aquello que está gobernando y constituyendo nuestras vidas, estas luchas son parte de los NMS, en definitiva son los movimientos por una pregunta ¿cómo se posee el poder hoy? Será abierto, controlado, vigilado, anónimo o dirigido, estas formas de poder en la red marcan cómo se podrán enfrentar las luchas políticas y son en sí mismas luchas por el poder.
    Recalamos en el último capítulo, la crisis, esa situación que el capitalismo ha convertido en una de sus señas de identidad, ya sea sustancial o como un efecto indeseable. La crisis económica actual no es nueva, pero las crisis que conlleva han tomado un cariz de novedad. Crisis de los valores democráticos dentro de la democracia es un acontecimiento que se denunció ya en aquél mayo francés donde comenzamos, y es uno de los puntos centrales donde convergen los NMS. Algo que señalan los autores sobre estos movimientos es su forma de hacer, movimientos horizontales y asamblearios. Se presta especial atención a la inclusión como sujetos políticos de personas habitualmente dejadas al margen y se comprende la revisión constante de la forma, de la mecánica de la participación como sello del avance democrático, dado que sólo desde el cambio en las estructuras se consiguen cambios en los resultados. Se busca combatir la crisis democrática de las instituciones demostrando con movimientos locales la fuerza de una mayor implicación del individuo en la esfera política y tratando de constituir nuevas entidades más abiertas, comunicadas y participativas que permitan dar voz a todas las particularidades existentes en la actualidad. Movimientos LGTB, ecologismo, ciberactivismo, 15M… son entidades con identidades diversas, formas de participación alternativas y relaciones en construcción. Ante lo que algunos consideran el derrumbe de las formas de estado y de políticas tradicionales se abre todo un abanico de opciones ligadas a las tecnologías y subjetividades actuales. Habrá que pensar cómo son, cómo se constituyen y cómo se relacionan estas nuevas entidades sociales llamadas NMS y cómo conciben el poder.
    Un punto de fricción que estos movimientos encuentran en su dinámica está en la relación con los movimientos clásicos con los que comparten algunos objetivos y principios. Los partidos y sindicatos al uso tienen, sin duda, puntos en común con los NMS pero dadas las características de unos y otros la convivencia no es siempre fácil. Las distintas formas de organización en unos casos, la distancia generacional en otros, y simplemente la falta de comunicación, dificultan su entendimiento. Unos y otros distan de hacer conversiones hacia formas de organización más integradas. Nos preguntamos dónde radican estas diferencias y si existe la posibilidad de funcionar simbióticamente o sólo cabe la destrucción de uno de los dos modelos.
     El poder, en definitiva, es algo con lo que los NMS no han acabado de definir su relación: toma, disolución, alternativa… ¿Cuál es la posición que pueden –dada su esencia– o deben –dada su actitud– adoptar los NMS frente al poder, tal como en la nueva sociedad posmoderna se han desarrollado y constituido poder y NMS? Y, dada su heterogeneidad organizativa (asamblearia, virtual…), de concreción de objetivos (servicios públicos, evitar desahucios, cambios legislativos…) y de identidad (LGTB, cibersubjetividad…), ¿cómo pueden relacionarse entre ellos, qué confluencias deben o no encontrar para afrontar sus particulares luchas?