LI Congreso de Filosofía Joven
Madrid, 30 de junio - 3 de julio de 2014

Mesa 5


MESA 5
LEGITIMIDAD Y PODER
La crisis de la legitimación en el horizonte de la "muerte de Dios"



Organización de la mesa:
Victor Granado Almena (UCM)
Miguel Ángel Ramírez Cordón (UCM)


  «Si se pierde la autoridad, se pierde el fundamento del mundo» [1]

Legitimidad y obediencia se entrelazan a la hora de reflexionar sobre la autoridad conferida a alguien, el poder ejercido o la violencia padecida, siendo autoridad, poder y violencia tres conceptos (y tres realidades) claramente distintos. Pero en todas estas preguntas se unen la cuestión sobre la fuente o el orden que acredita el poder y la cuestión sobre si debemos plegarnos a él. La dificultad de esta reflexión crece cuando transitamos de un mundo legitimado por un orden trascendente que da forma con su legalidad a la experiencia, hasta un mundo carente de dicha dimensión en el que debemos caminar juzgando a cada paso el siguiente.
     Por una parte podemos explorar este conjunto de problemas de la mano de la reflexión filosófica sobre la política, el gobierno y el Estado, y sus procesos de construcción y legitimación. Una reflexión que más pronto que tarde nos llevará a enfrentar la paradoja de la soberanía entre el poder constituyente y el poder constituído o, si se prefiere, respecto de la violencia que establece el derecho y la violencia que lo conserva. Por otra parte y de la mano de la reflexión de Foucault sobre poder y discurso podemos reflexionar sobre las modernas formas de poder y los discursos públicos que las legitiman y que encuentran en la Parrhêsia, es decir, en las prácticas de la libertad y las del discurso crítico su contrapunto.
    Discurso y poder, legitimidad y obediencia, crítica y resistencia aparecen ligados en esta reflexión desde la reflexión clásica sobre la política y el poder en el espacio de la polis griega y la reflexión sobre el buen gobierno y los fundamentos de éste. La legitimación del Rey y del poder real, el contractualismo y la legitimación de los sistemas de gobierno y el seguimiento del equilibrio entre los poderes en la modernidad, el Estado como único poseedor legítimo de la violencia y la crítica de su ejercicio, la crítica sobre el ejercicio del poder hecha por el liberalismo clásico o la crítica marxista de las formas de alienación y dominación, la crítica de los dispositivos de control y vigilancia que atraviesan nuestras sociedades son los diversos modos de la reflexión que la tradición ha elaborado sobre las relaciones entre poder y legitimidad. Junto a la reflexión sobre el Estado y el derecho y la obediencia como fruto de la legitimidad de ambos, la revolución y la resistencia emergen jalonando la historia de esta tradición de pensamiento en tanto que contrapeso, crítica y reacción política contra los excesos del poder, es decir, contra su ejercicio ilegítimo.
     En el marco del nuevo capitalismo global y en el contexto de absoluta crisis de la representación y de la legitimidad de las democracias liberales que no son capaces de garantizar unas condiciones materiales de existencia ni dignas ni justas ni para sus ciudadanos ni para los demás es urgente replantear la pregunta por la legitimidad y la obediencia. Esto equivale a reflexionar sobre la actualidad de la pregunta por el derecho de resistencia, el derecho a resistirse al poder. En este contexto reaparece con fuerza un tema clásico en el ámbito de la filosofía política, la ética y la Modernidad. La burocratización de la política, la interacción entre Estados, transnacionales y órganos políticos supranacionales, y la imprevisibilidad de las acciones en un mundo global quiebra la lógica del gobierno representativo al hacer inverosímil la ficción que hace de quienes detentan el poder político representantes de los ciudadanos. La propia pérdida de autonomía y centralidad del poder político hace imposible el control por parte de los ciudadanos de las normas que regulan y modifican sus condiciones materiales de existencia. Esta fuga del poder real del ámbito de control que teóricamente dibujaba el Estado democrático de derecho hace urgente la reflexión sobre el deber de resistencia ética, política y jurídica ante poderes autonomizados, ilegítimos e injustos. Cabe pues cuestionar qué significa políticamente resistencia; ante qué tipo de poder y ante qué hechos tenemos no sólo el derecho sino el deber de resistir; qué argumentos justifican este derecho/deber; cómo es posible oponer resistencia y quienes, qué sujetos políticos pueden resistirse al poder en este contexto.

A continuación se encuentran algunos ejes temáticos que pueden concretar tanto los contenidos que tienen cabida en esta sección, como también inspirar las propuestas de comunicación que puedan hacernos llegar.
  • Déficit de legitimidad en la Antigüedad (la polis): lo político como búsqueda y pérdida de la legitimidad universal; encuentro y guerra entre civilizaciones (Grecia-Persia); el Imperio (Alejandro Magno, Roma).
  • Crisis de la soberanía en la Modernidad (el Estado de derecho): lo político como búsqueda y pérdida de la instancia soberana; La muerte de Dios, la destitución de la Monarquía absoluta (Luis XVI), la derrota del Imperio (Napoleón).
  • Nihilismo como respuesta a la pérdida de un orden de legitimación trascendente: el individuo, la sociedad civil, mercado, capitalismo y globalización o sobre la evanescencia del poder; poder suave y legitimidad difusa; la crisis de la representatividad como crisis de legitimidad en las sociedades liberales tras la caída del muro.
  • Defenderse del poder: desobediencia civil, objeción de conciencia e insumisión; la justa desobediencia frente al poder injusto e ilegítimo; movimientos sociales y lucha por los derechos civiles; la acción política de los fuera de la ley (“sin-papeles”).

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[1] Arendt, H. “¿Qué es la autoridad?”, Entre pasado y futuro: ocho ejercicios sobre la reflexión política, Barcelona: Península, 1996, p. 105